lunes, 29 de abril de 2013

Sexualidad Infantil, Un Occidente Enfermo, y un Contexto Freudiano...



Ensayos sobre las conferencias IV y V de S. Freud,
pronunciados  en  la Clark University, de Massachusetts,  en 1909.

Antes de comenzar el escrito, quisiera dejar en claro que durante mucho tiempo he disentido demasiado con la doctrina psicoanalista. Pese a haber llevado trabajo terapéutico en varias ocasiones desde mi infancia, hasta el momento, en mi humilde opinión personal, no encuentro, salvo las razones similares a las cuales nos llevan a creer en cualquier otro dogma, una fundamentación por demás lógica, para muchas de las enunciaciones y premisas (axiomas tomados como Verdades a priori) más que sofismo filosóficos que deben ser revisados una y otra vez, a través de los anteojos de los tiempos y los contextos, para que no se caiga en la tentación de asumir una postura filosófica como si se tratase de una Verdad universal atemporal.
Sé que la finalidad de este ensayo es discurrir entre dos interrogantes para tratar de integrar los contenidos de cinco discursos. Y la verdad desconozco en sí los por qués. Lejos de parecer prejuicioso, y tratando, los más humanamente posible, de hacer de lado mis prejuicios a las pronunciaciones que a mi parecer a veces me resultan casi pontificales en las cuales se prununciaba Freud. Quisiera dejar en claro que pese a la realización del presente trabajo, sigo manteniéndome en mis posturas originales al respecto.
Me molesta de sobremanera, que pese a que reconoce el trabajo de otros académicos contemporáneos a él en la disciplina. En sus disertaciones (orales y escritas) se deja pasar muy fácilmente sobre constructos sociales y culturales, desdeñando en todo momento a quienes le son ajenos a sus posturas.

Dicho sea esto, comienzo con la actividad requerida.

Según Freud, “las vivencias de la infancia explican la susceptibilidad para posteriores traumas, y sólo descubriendo y haciendo conscientes estas huellas mnémicas/mnesicas, comúnmente olvidadas, conseguimos el poder para eliminar los síntomas”.
                Esta frase, viene a ser uno de los axiomas que forman parte de la semiente del edificio del Psicoanálisis.  Y en la cual se fundamenta casi todo su aparato doctrinario, que con el tiempo y la refinación clínica daría origen al método terapéutico como tal.
Según mencionaba el Freud mismo en los discursos II y III, pronunciados  en  la Clark University, de Massachusetts,  en 1909. Las premisas de Breuer resultaban insuficientes para abordar la Histeria (desorden de conversión). Y creía firmemente que sólo por medio de su tratamiento terapéutico podría llegarse a la resolución de de los conflictos a los cuales a partir del discurso III comienza a referirse como la “enfermedad”.
Ante un grupo de estudiantes, con bombo y platillo Freud anuncia, engalanado de su más pomposa retórica, el descubrimiento de la sexualidad infanti [1]:
“ El niño tiene sus pulsiones y quehaceres sexuales desde el comienzo mismo, los trae consigo al mundo, y desde ahí, a través de un significativo desarrollo, rico en etapas, surge la llamada sexualidad normal del adulto. Ni siquiera es difícil observar las exteriorizaciones de ese quehacer sexual infantil; más bien hace falta un cierto arte para omitirlas o interpretarlas erradamente”.
 Pese a que se ha venido abordando el tema, aunque muy precariamente desde el s. XVI. Además, afirma que junto a la interpretación de los sueños, es en el escenario de la sexualidad infantil, y sus pulsiones castradas [2], en donde se encuentra el germen que, a la razón de las huellas némicas que nutren,  por el mecanismo de la represión,  la reacción ante los traumas de la vida adulta:         
Pues bien, estamos autorizados a calificar de sexuales a todas esas poderosas  mociones de deseo de la infancia”. [3]

Ahora, teniendo como base argumentativa todo lo anterior, y enfocándonos en la sexualidad del niño; se plantea que es durante esas primeras experiencias de contacto corporal, sumamente placenteras para el infante, cargadas de intensidad y complejidad (libido) en las que se da una disociación/escisión ya que el objeto [4] de su deseo es el sí mismo (autoerotismo, Havelock Ellis).

El infante, conforme crece, se apropia de su propia excitación al ser consciente de sus propias zonas erógenas, que le son fuentes de placer: sus genitales, boca, ano, piel, etc.

Esta disociación a la que Freud refiere, es la introspección del placer sexual del infante; tan alejado de los “fines prácticos, ‘normales’ y ‘naturales’ de la reproducción de la especia” (énfasis personales). Presciendiendo del “objeto” ajeno. Hasta que poco a poco exterioriza su foco de atención y satisfacción erótica extroyectandola a situaciones y personas según continúa creciendo y desarrollándose. Es decir, se identifica a alguna actividad placentera o con alguna persona.

Todo lo anterior explica la sexualidad del infante, vista desde los plomizos t embotellados lentes de Freud.  Sin embargo no nos explican por sí mismo, el síntoma de la patología posterior. La causa, según él, se encuentra en la no resolución de estas etapas. Lo que según él, conducen a la neurosis (por represión) o a la perversión (al no ser reprimidas, sino por el contrario). Teniendo en la época de la adolescencia/pubescencia el escenario en el cual se agudiza las castración/censura represiva:

Pero no a todos los componentes pulsionales originarios se les permite participar en  esta conformación definitiva de la vida sexual. Aún antes de la pubertad se imponen, bajo el influjo de la educación, represiones en extremo enérgicas de ciertas pulsiones, y se establecen poderes anímicos, como la vergüenza, el asco, la moral, que las mantienen a modo de unos guardianes. Cuando luego, en la pubertad, sobreviene la marea de la necesidad sexual, halla en esas formaciones anímicas reactivas o de resistencia unos diques que le prescriben su discurrir por los caminos llamados normales y le imposibilitan reanimar las pulsiones sometidas a la represión”.

Continuando en esta índole, inicia el quinto y último discurso. Afirmando que en todos los procesos que son parte del desarrollo, “se encuentran los gérmenes de la predisposición patológica”. Solo qué, según él, aquellos que son más funcionales, las mantienen sólo en su estado latente, mientras que el “enfermo” es en quienes esa predisposición emerge, ya sea por las experiencias previas, o por otro tipo de “anormalidades” o tendencias, también patológicas según esto, de “regresión” (infantilismo). Conduciendo, como mencionaba ya en párrafos anteriores, a la perversión,  en sustitución de la “meta sexual normal” por otra.

La predisposición a las neurosis deriva de diverso modo de un deterioro en el desarrollo sexual. Las neurosis son a las perversiones como lo negativo a lo positivo: en ellas se rastrean, como portadores de los complejos y formadores de síntoma, los mismos componentes pulsionales que en las perversiones, pero producen sus efectos desde lo inconsciente; por tanto, han experimentado una represión, pero, desafiándola, pudieron afirmarse en lo inconscienteEl psicoanálisis nos permite discernir que una exteriorización hiper-intensa de estas pulsiones en épocas muy tempranas lleva a una suerte de fijación parcial que en lo sucesivo constituye un punto débil dentro de la ensambladura de la función sexual. Sí el ejercicio de la función sexual normal en la madurez tropieza con obstáculos, se abrirán brechas en la represión {esfuerzo de desalojo y suplantación} de esa época de desarrollo justamente por los lugares en que ocurrieron las fijaciones infantiles.
“ …  La huida desde la realidad insatisfactoria a lo que nosotros llamamos enfermedad a causa de su nocividad biológica, pero que nunca deja de aportar al enfermo una ganancia inmediata de placer, se consuma por la vía de la involución (regresión), el regreso a fases anteriores de la vida sexual que en su momento no carecieron de satisfacción. Esta regresión es al parecer doble: temporal, pues la libido, la necesidad erótica, retrocede a estadios de desarrollo anteriores en el tiempo, y formal, pues para exteriorizar esa necesidad se emplean los medios originarios y primitivos de expresión psíquica, Ahora bien, ambas clases de regresión apuntan a la infancia y se conjugan para producir un estado infantil de la vida sexual”.

La reconducción consciente de las represiones inconscientes.
El asunto sobre los “descubrimientos” de Freud, no quedan meramente en los postulados. Él, pese a todo, se esfuerza por ofrecer un método aplicable y replicable. El cual obviamente tenga como finalidad la resolución de esos conflictos.
                Propone que estas conductas patológicas se explican, a nivel operativo, en el adulto, como una aversión/fuga de la realidad apremiante. Una resistencia hacia el mundo exterior.
                Sin embargo, el proceso terapéutico, que tiene como finalidad hacer consciente lo inconsciente. Su premisa es que por medio de esto, es que estas fantasías inconscientes pierden fuerza cuando se las reconoce. Ya que al ser visibles y tangibles, se pierden posibilidades de enajenarse en ellas.
                Otro es el caso de quien tiene algún talento artístico, quien puede desfogar estas pulsiones libidinosas, puede sublimar estas tendencias de manera creativa por medio de la aplicación de su talento, en un fin que se considera social y culturalmente muy edificante.
                Y finalmente, resta el recurso psicoanalítico, con la finalidad de encausar esas energías libidinosas a su cauce “normal”  en la satisfacción “natural” de manera directa en la vida.

Fuente: Cinco conferencias sobre psicoanálisis. (1910 [1909]). Über Psychoanalyse.
Referencias:
1.     Pese a que la literatura reporta que se vienen realizando observaciones más o menos  serias; y por serias entiéndase por documentadas, controladas y hasta un cierto punto controladas (es decir, aplicándose algunos de los rudimentos que posteriormente daría origen a la razón de la metodología científica) desde la época del Emperador Maximiliano II de Austria.
2.       “... mociones de deseo en la infancia…”
3.       The emotion of sex-love; A Preliminary Study of the Emotion of Love between the Sexes.  Stanford Bell.
4.       Me conflictúa horriblemente mencionar la palabra objeto. Más bien creo que sería el sujeto de placer, puesto que se trata de uno mismo. Y aún teniendo en cuenta que lo refiere como objeto/objetivo.

miércoles, 24 de abril de 2013

Sobre el Desorden por Conversión Histérica.


El desorden por conversión, es el nombre con el cual ahora se conoce lo que Fred, durante sus disertaciones en EE.UU., recogidad en el documento “Cinco conferencias sobre psicoanálisis”, denominaría conversión histérica.
                Este desorden está caracterizado por episodios disociativos recurrentes, durante los cuales, quien los padece, pierde conciencia de la voluntad y del sí [ 1]. La mayoría de las veces se encuentra acompañada de sintomatología somatomorfa, la cual no se explica por medio de una valoración bio-médica [2]. Es decir; que el individuo pierde alguna o algunas de sus capacidades motoras sin razón orgánica aparente o dicho en otras palabras “sin explicación alguna”. Como en el caso de la paciente de Breuer, que quedaba paralizada de sus extremidades diestras, y la repentina pérdida de la capacidad de beber.
                En la época y contexto en el que Don Freud pronuncia su discurso, podemos entender que conceptualiza , y es bien importante señalar que así se explica en ese entonces dicho trastorno,  que:  “ … la conversión histérica exagera esa parte del decurso de un proceso anímico investido de afecto; corresponde a una expresión mucho más intensa, guiada por nuevas vías, de la emoción”.
                Sin embargo, conforme se desarrolla el discurso, comienza a definir particularidades de este desorden, afirmado que cuando el cauce de las emociones se quiebra en dos canales, “una corriente congestionará el cuse, produciendo la congerstión de uno de ellos” [traducido libremente; el énfasis es mío]. Ahora bien; dado que en cualquier individuo son posibles diversos estados anímicos; cabe señalar que en el caso de la conversión histérica, estos procesos guardan tal idependencia el uno del otro, que cada uno logra hegemonizar la voluntad (imponiéndose y atrayendo la conciencia), impostándose uno en el otro: “doble conciencia”. Cabe destacar que en cada episodio, no se recuerda nada del “otro”.
Cuando, dada esa escisión de la personalidad, la conciencia permanece ligada de manera constante a uno de esos dos estados, se lo llama el estado anímico conciente, e inconciente al divorciado de él”.
Breuer, refería a estos estados alterados, los de los síntomas histéricos, como hipnoides. Ya que se los explicaba como “exitaciones patógenas” en las cuales el individuo no puede encontrar la canalización normal de sus emociones, y por tanto las somatiza:
De estos nace entonces un insólito producto: el síntoma, justamente; y este se eleva y penetra como un cuerpo extraño en el estado normal, al que le falta, en cambio, toda noticia sobre la situación patógena hipnoide. Donde existe un síntoma, se encuentra también una amnesia, una laguna del recuerdo; y el llenado de esa laguna conlleva la cancelación de las condiciones generadoras del síntoma”.
Sin embargo; pese al cuadro propuesto por Breuer, y al marco etiológico que él propone para explicar a los estados hipnoides; Freud desecha la propuesta afirmando que tal demostró ser superflua e imprecisa y que por esto fue puesta en desuso por el psicoanálisis:
“Habrán recibido ustedes, sin duda, la justificada impresión de que las investigaciones de Breuer sólo pudieron ofrecerles una teoría harto incompleta y un esclarecimiento insatisfactorio de los fenómenos observados; pero las teorías no caen del cielo, y con mayor justificación todavía deberán ustedes desconfiar si alguien les ofrece ya desde el comienzo de sus observaciones una teoría redonda y sin lagunas. Es que esta última sólo podría ser hija de la especulación y no el fruto de una explotación de los hechos sin supuestos previos”.

Fente: Cinco conferencias sobre psicoanálisis. (1910 [1909]). Über Psychoanalyse.
Bibliografía:
1.       Somatización y Trastorno Conversivo: Clínica, fisiopatología, evaluación y tratamiento.  Gaedicke Hornung Andrés;    González-Hernández Jorge.    Revista Memoriza.com 2010; ISSN 0718-72036:1-14.  
2.       REVISTA VITA (Escrito por Webmaster Viernes, 30 de septiembre de 2011  18:14). Revisado el día 24 de abril del 2013.
http://www.revistavitard.com/categoryblog/251-ique-es-el-trastorno-de-conversion.html

viernes, 22 de marzo de 2013

La Autoestima.


Tomado de Mejora Emocional.

La autoestima es una percepción subjetiva sobre el valor que tenemos en la vida (que incluye nuestra manera de ser, nuestro cuerpo, nuestro merecimiento de cosas buenas y malas, entre otras cosas). Esta percepción es de suma importancia, ya que basamos nuestras conductas en el grado de autoestima que tengamos.
También es lo que perciben las demás personas de nosotros y por ende, nos tratan en consecuencia.
Por esto, la autoestima influye en nuestras decisiones. Se habla mucho de tener “la autoestima por el suelo” o bien alta. Quien dice, por ejemplo, que no se separaría de su pareja, porque “quién me va a querer” o “dónde voy a encontrar a alguien para mí” está basando su decisión de continuar la relación con esta persona en una autoestima baja – nada bueno puede resultar de una percepción semejante. Asimismo, la gente con baja autoestima suele ver el vaso “medio vacío”, piensa que no hay soluciones favorables (¡son solo para los demás!) y cree que lo mejor nunca sucede – si este es tu esquema mental, buscarás validarlo en el afuera.
La buena noticia es que la autoestima se aprende y se puede mejorar. La que tenemos de pequeños es la inculcada o copiada de nuestros padres y mayores, y también la que sumamos con nuestra experiencia. De ahora en más, puedes tener la autoestima que desees: es tu responsabilidad.
¿Cómo aumentar tu autoestima? Cambiando las creencias que te limitan. Primero, prueba hacerlo de manera consciente, o sea que cada vez que te dices algo que te tira “para abajo”, neutralízalo con pensamientos positivos… con el tiempo, se transformará en algo automático. También, evita las generalizaciones.  Si tienes la tendencia a hacerlo, deja que entre una pequeña luz en lo que piensas, cambiando “siempre” o “todo” por “algunas veces”. Dedica unos días a cambiar estos pensamientos y verás tu autoestima elevarse a niveles impensados.
ALGUNOS EJEMPLOS:
En vez de decir “nadie se fija en mí”, di: “alguien puede fijarse”.
Cambia “no hay trabajo” por “algunas personas encuentran trabajo y yo puedo ser una de ellas”.
“No valgo nada” por “valgo mucho para algunas personas”
“Siempre hago todo mal” por “algunas veces las cosas me salen bien y otras no, como a todos”
“No soy bueno poniendo límites” por “cada día mejoro los límites que pongo”
“No soy inteligente” por “Soy inteligente para varias cosas”
¿Qué frase relacionada con tu autoestima mejorarás hoy?

http://www.mejoraemocional.com/general/la-autoestima/

Cambia de color ¡y mejora tu vida!


Artículo publicado por Merlina Meiler.


[Honestamente, esto es algo que nunca he visto que funcione, pero intentarlos no nos perjudica en nada].


Suele decirse que para modificar una situación problemática, hay que mirarla desde otro punto de vista. Esto es real, pero, ¿qué se puede hacer cuando estamos tan metidos dentro del problema, que nos cuesta mucho salirnos de nuestra posición subjetiva para observar lo que sucede, desde afuera? Te propongo algo bien simple, que da un resultado espectacular: un cambio de color.
Te explico brevemente de qué se trata: las submodalidades son los matices que tienen las cosas que vivimos. Pueden ser visuales (colores, formas), auditivos (sonidos) o sensoriales (sentimientos). Al modificar estos matices, cambia la representación interna de las cosas. Esto quiere decir que, por ejemplo, si un recuerdo te perturba, al cambiar tu representación interna, modificarás tu relación con ese recuerdo, ¡y dejará de molestarte!
¡Manos a la obra! Quiero que, en este momento, pienses en eso que tanto te molesta o te duele. Esa situación que se abre paso solita en tu mente, y no sabes qué hacer ni cómo comportarte. Quiero que, por última vez, la rememores tal cual es, con todos los detalles que puedas, durante un par de minutos. Fíjate si tiene sonidos asociados, voces, perfumes, sensaciones. Todo lo que aparezca, estará bien.
Ahora, mientras respiras tranquilamente en este lugar seguro donde estás leyendo este artículo, quiero que veas cómo esta situación empieza a perder color. Los bordes se van desdibujando, paulatinamente, el brillo se va apagando más y más, las formas se entremezclan, todo se va tornando blanco y negro, predomina el gris, y además, el sonido se va apagando hasta quedar totalmente callado.
Tómate el tiempo que necesites para hacer esto: es una inversión en tu calidad de vida.
Cuando visualices la escena en gris, ve sacándole el color hasta que quede en blanco, lo más posible. Con serenidad. Ahora, sobre lo poco que quede de la imagen anterior, imagina algo lindo que deseas que pase, con colores hermosos, formas nítidas, sonidos bellos, una sensación de felicidad interna, mientras respiras pausadamente. Quédate disfrutando de esta nueva imagen, ampliada, todo el tiempo que desees.
Espero que me escribas y me cuentes cómo te va hoy, mañana y en los días siguientes, con respecto a la situación modificada. ¡Este ejercicio da resultados maravillosos!

Tome el control de la situaciones estresantes.


Tomado de Mejora Emocional, de Merlina Meirler.

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A continuación puedes leer el artículo completo…
Tienes que enfrentar una situación que te provoca estrés. Tal vez finalmente te decidiste a aprender a manejar, estás a punto de asistir a una reunión importante en la oficina, tu pareja se enojó contigo y sabes que van a discutir, o tienes que presentarte a un examen. ¿Cómo vencer esa sensación de agobio que te paraliza, quitándote objetividad y provocando distintas reacciones psicosomáticas? Solo ten en cuenta que debes dirigir tus esfuerzos a combatir los enemigos de la excelencia.
Algunas veces trataste de dilatar el momento temido, te distrajiste, buscaste excusas para evadirte. Todo esto solo sirvió para aumentar la tensión y el malestar, por lo que estabas menos preparado para el gran evento. Lo primero a tener en cuenta es decidir que vas a enfrentarte al momento que se avecina, con una actitud renovada. Al tomar la decisión que vas a transitar por esa situación de la mejor manera posible, estarás centrando tus energías para estar bien dispuesto y dar lo mejor de ti utilizando todas tus capacidades al máximo: esto es excelencia.
En el proceso de comunicación empleamos tres canales de percepción, el visual, el auditivo y el sensorial. O sea, lo que vemos, lo que oímos y lo que sentimos están en juego al relacionarnos con otras personas. Hay tres enemigos de la excelencia, y cada uno está relacionado con el canal predominante en el momento de realizar una acción.
Identifica quién es el enemigo
El enemigo visual consiste en tener una visión demasiado estrecha, ya que no nos permite ver distintas opciones para el buen manejo de la situación. Si cuando llega el momento de verte frente a frente con esa situación de estrés se te presentan imágenes, ¿qué ves? ¿Qué color tienen? ¿Son nítidas o borrosas? ¿Rápidas o lentas? ¿Son actuales o de cuando eras más pequeña? ¿Quiénes más aparecen en estas imágenes? ¿Son imágenes reales o creadas?
El exceso de diálogo interno es el enemigo auditivo, son las voces internas que nos dicen cosas y nos dificultan o impiden concentrarnos. ¿Qué escuchas al hallarte en estas circunstancias? Voces, ¿qué dicen? ¿Cómo son? ¿De dónde provienen? ¿Son tuyas? ¿De quiénes son? ¿Puedes escuchar la tuya en medio de ellas? ¿Qué dices? ¿Qué te responden?
El exceso de tensión es el enemigo sensorial, que puede manifestarse como un síntoma físico o psíquico, y también como una gran incomodidad. ¿Sientes angustia, miedo a algo en particular, inseguridad? ¿Recuerdas a algún miembro de tu familia que tenga reacciones similares? ¿Alguna de las personas que cumplieron un rol importante en tu crianza te restringió demasiado, o te desvalorizaba, haciéndote sentir que: “Nunca lo lograrás”, “Eres un inútil”, o expresiones parecidas?
Todas estas preguntas están relacionadas con el hecho de que habitualmente copiamos nuestros patrones de comportamiento de otra persona, por lo general, de manera inconsciente. Sin lugar a dudas, clarificar el origen de tu forma de lidiar contra las situaciones estresantes modificará tu actitud hacia ellas, ya que podrás decidir tu modo propio de hacerles frente y sacar a relucir todas tus capacidades.
¡Apuesta a ganar la batalla!
Como ayuda extra, verifica cuál de los enemigos de la excelencia se presenta más asiduamente en ti, o tiene más fuerza: lo sabrás luego de haber contestado las preguntas anteriores.
Si es el enemigo visual, imagínate en la situación de estrés como habitualmente te ves. Ahora, oscurécela y defórmala hasta que resulte irreconocible. Sobre ella, visualízate como realmente te quieres ver al enfrentar esa situación, ponle mucho brillo y colores alegres a esta imagen.
Si el enemigo es auditivo, ponle a las voces que se te presentan el tono de algún personaje divertido, por ejemplo, el pato Donald o tu caricatura preferida de cuando estabas en la escuela. ¡Es divertido hacerlo y el resultado será asombroso!
Por último, si el enemigo de la excelencia es sensorial, antes de enfrentarte al momento que te genera tensión, cierra los ojos un instante (aunque para ello tengas que ir unos segundos a otro sitio) e imagina que estás en tu lugar favorito de vacaciones. Llénate el espíritu de la energía del lugar y de todas las cosas agradables que te transmite, piensa que guardarás esta sensación tan especial dentro de ti durante varias horas… ¡Y adelante! De ahora en más ya puedes desenvolverte con toda tu excelencia y lograr resultados sorprendentes.

http://www.mejoraemocional.com/superacion-personal/toma-el-control-de-las-situaciones-estresantes/

miércoles, 20 de marzo de 2013

Relaciones Tóxicas.

Tomado de:Terapia de Pareja.

Cuando hablamos de relaciones tóxicas lo primero que solemos pensar es en una mala gestión emocional de pareja, pero en realidad este tipo de relaciones se dan en cualquier ámbito social, como puede ser el de una amistad o el familiar. Se trata de relaciones que enganchan, sentimos como que quedamos atrapados en una red negativa de la que nos es muy difícil salir.

¿QUÉ SE CONSIDERA UNA RELACIÓN TÓXICA?

Si a ratos preferirías no estar con esa persona porque te hace sentir mal, porque tu vibración cambia, porque te alteras hasta puntos que nunca creíste llegar, si te sientes manipulado cuando utiliza los sentimientos de culpa, sarcasmo o ironía para contradecirte, si sientes que no mereces ese trato pero no acabas de poner fin a esta relación, entonces estás atrapado en una relación tóxica.

En definitiva se trata de una relación donde una o ambas partes sufren, más que gozan, por el hecho de estar juntos. Los miembros se ven sometidos a un gran desgaste emocional con el objetivo de convencerse a ellos mismos que pueden salvar esta unión.

Al tratar de acomodarnos a la otra persona lo que hacemos es desvirtuar la realidad ¿En qué sentido? Nos convencemos a nosotros mismos que si no mostramos malestar sobre ciertos aspectos que nos incomodan, evitaremos una nueva confrontación. ¿Pero que pasa cuando llegamos al autoengaño? Que nos enfermamos física y emocionalmente. No olvidemos que la represión emocional provoca ansiedad y estrés.

Por otro lado empiezan los problemas de comunicación, si no nos mostramos como somos ¿cómo nos van a entender los demás?, por lo que todo este conjunto de malestares acaban pasándonos factura.

Las RAZONES por las que podemos mantener una relación tóxica pueden ser muy diversas, pero casi todas tienen una serie de puntos en común, los cuales pasaré a detallar a continuación:

BAJA AUTOESTIMA

¿Qué es la autoestima? Es un conjunto de percepciones, valoraciones y sentimientos que hacemos con respecto a nosotros mismos. Se considerará baja cuando nuestras creencias estén basadas en no ser merecedores de algo mejor, por lo que en el caso de este tipo de relaciones se tiene la idea de que no podemos estar sin esa persona porque ella es la que siempre ha estado ahí para ayudarnos en todo. Empiezan las preguntas recurrentes como ¿quién me va a cuidar? ¿quién me va a amar? ¿quién me va a animar a seguir adelante?.

CREER QUE SOMOS LA SOLUCIÓN A SUS PROBLEMAS

Por el contrario podemos tener la sensación de que nosotros somos salvadores de esa persona, que podemos calmar sus malestares y conseguir que vea la realidad desde otro punto de vista idóneo para ambos. Se fantasea con el hecho de que hemos llegado a su vida para hacerlo cambiar, que con nosotros la cosa será diferente. Esto provoca mucha frustración y mucho sufrimiento, ya que hemos basado nuestra relación en unas expectativas poco reales, en vez de basarla en el aquí y ahora.

Si bien es verdad que se pueden cambiar rasgos de personalidad en la otra persona, esto sólo sucederá cuando ésta esté dispuesta a cambiarlos y no antes. Por lo que el deseo de mejorar la vida del otro no tiene que significar que el otro la quiera mejorar, es ahí donde se produce la frustración. No podemos cambiar el entorno, pero si la actitud con la que nos enfrentemos a él.

YO SOY LA VÍCTIMA EN ESTA HISTORIA

Llegamos a creernos las palabras hirientes que nos dicen y pensamos ¿quién nos va a querer más que él/ella?. Si tan mala persona soy y no me merezco nada, ¿cómo voy a dejar esta relación con la suerte que he tenido de dar con alguien que si me aguante?. Ese miedo a quedarnos solos y pensar que tenemos lo que merecemos, es lo que acaba siendo más limitador. Una vez más aparece la inseguridad.

DEPENDENCIA EMOCIONAL

Tratamos de suplir carencias afectivas, pretendemos que el otro nos de lo que nosotros mismos no somos capaces de gestionar. Esta sensación en ocasiones nos lleva a mendigar cariño y es cuando empiezan los desencuentros emocionales.

MIEDO A QUEDARSE SOLO

Quizás esta sea la característica más común, ya que por miedo a no quedarnos solos toleramos cualquier tipo de relación, aunque ésta nos haga sentir mal. Pero lanzo una pregunta al aire ¿no es peor la sensación de estar sólo aún estando acompañado?.

No hemos de confundir soledad con desolación, la soledad es un estado en el que la persona encuentra la paz interior, la desolación es sentir esa carencia de no estar acompañado de alguien que consideramos nos aporta lo que nosotros no sabemos gestionar.

MIEDO A LO QUE ESTÁ POR VENIR

Otras personas se acomodan dentro de esta relación, por mucho malestar que les aporte, por miedo a seguir adelante con su vida y abrir nuevos caminos. Es lo que supuestamente se conoce como zona de seguridad, aunque en este caso es una seguridad ficticia.

¿CÓMO GESTIONAR UNA RELACIÓN ASÍ?

Trabajando la autoestima, estableciendo límites al malestar y aprendiendo a comunicarse asertivamente.

Una cosa está clara, el amor no es malestar, ni dependencia, ni miedo, es libertad y satisfacción. Si no sentimos eso, entonces no es amor.

Terapia de Pareja.
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lunes, 18 de marzo de 2013

Cuando Hablo de Amor.



No hablo de estar enamorado cuando hablo de amor,

no hablo de sexo cuando hablo de amor,
no hablo de emociones que sólo existen en los libros,
no hablo de placeres reservados para los exquisitos.
No hablo de grandes cosas.

Hablo de una emoción capaz de ser vivida por cualquiera,
hablo de sentimientos simples y verdaderos,
hablo de vivencias transcendentes pero no sobrehumanas,
hablo del amor tan sólo como querer mucho a alguien.

Pero, ¿qué estamos diciendo cuando decimos “Te quiero” ?
Yo creo que decimos: “Me importa tu bienestar”.
Nada más, ni nada menos.

Cuando quiero a alguien, me doy cuenta de la importancia
que tiene para mí lo que hace, lo que le gusta y lo que le duele “Te quiero” significa, pues, me importa de ti;
y “te amo” significa me importa muchísimo.

Y tanto me importa que, cuando te amo, a veces priorizo
tu bienestar por encima de otras cosas que también
son importantes para mí.

Esta definición conducirá a la plena conciencia de dos hechos: no es verdad que te quieran mucho aquellos a quienes no les importa demasiado tu vida, y no es verdad
que no te quieran los que viven pendientes de lo que te pasa.

Repito: si de verdad me quieres: ¡te importa de mí!
Y por lo tanto, aunque sea doloroso aceptarlo,
si no te importa de mí, será porque no me quieres.

Esto no tiene nada de malo, no habla mal de vos que no me quieras, solamente es la realidad, aunque sea una triste realidad.

Hay muchas cosas que yo puedo hacer para demostrar, para mostrar, para corroborar, confirmar o legitimar que te quiero, pero hay una sola cosa que yo puedo hacer con mi amor, y es quererte, ocuparme de vos, actuar mis afectos
como yo los sienta. Y como yo lo sienta será mi manera de quererte.

Tú puedes recibirlo o puedes negarlo, puedes darte cuenta
de lo que significa o puedes ignorarlo supinamente.

Pero esta es mi manera de quererte, no hay ninguna otra disponible.

Querer y mostrarte que te quiero pueden ser dos cosas distintas para mí y para ti. Y en estas, como en todas las cosas, podemos estar en absoluto desacuerdo sin que necesariamente alguno de los dos esté equivocado.

Cuando alguien te quiere, lo que hace es ocupar una parte de su vida, de su tiempo y de su atención en ti. Cuando alguien te quiere, sus acciones dejan ver claramente cuánto le importas.

Yo no creo que el amor sea un espacio de sacrificio.
Yo no creo que sacrificarse por el otro garantice ningún amor, y mucho menos creo que esta sea la pauta que reafirma mi amor por el otro.

El amor es un sentimiento que avala la capacidad para disfrutar juntos de las cosas y no una medida de cuánto estoy dispuesto a sufrir por ti, o cuánto soy capaz de renunciar a mí.

A medida que recorro el camino del encuentro, aprendo a aceptar que quizás no me quieras.

El afecto es una de las pocas cosas cotidianas que no depende sólo de lo que hagamos nosotros, ni exclusivamente de nuestra decisión, sino de que, de hecho, suceda. Sucede o no sucede, y si no sucede, no hay manera de hacer que suceda, ni en mí ni en ti.

Si me sacrifico, me mutilo, y cancelo mi vida por ti, podré conseguir tu lástima, tu desprecio, tu conmiseración,
quizás hasta gratitud, pero no conseguiré que me quieras,
porque eso no depende de lo que yo pueda hacer.

No sólo no podemos hacer nada para que nos quieran,
sino que tampoco podemos hacer nada para dejar de querer.

JORGE BUCAY

viernes, 15 de marzo de 2013

Lo que no debes hacer al momento del acto sexual.


[SEGUNDA PARTE].
Continuamos con la enumeración que hizo Rod Phillips sobre las cosas que NO debes hacer a la hora de estar en la cama con tu pareja.
11. Tirar el condón al suelo: Por FAVOR una vez que ya se haya terminado con toda la acción y la lechita este en el preservativo, llévalo por FAVOR a la caneca de papeles de baño o donde arrojes la basura.
12. El pene como única atracción. Bueno la verdad es que es delicioso, pero lo es lo único que hay en esa zona para explorar. Si te pegas a él todas las veces que tengas sexo como lo haces con los pezones, te juro que a tu pareja sexual no le va a encartar de a mucho.
13. Parar cuando estas al 100% de lo mejor. Terrible, ese momento de placer máximo y que lo lleguen a dañar es como para un infarto.
14. Idiotizarse a la hora de quitar la ropa. No falta el que no encuentra el botón, no falta el que se enreda quitando el pantalón y peor aún el que hace un movimiento tosco, llegando a pegar sin querer pero causando alguna lesión.
15. Quitarte la ropa de forma ridícula. Siempre ten en cuenta que frente a tí hay otra persona. Ojo que pasar de lo cómico a lo patético hay una línea muy delgada.
16. Meterle el dedo en el ano antes de que esté preparado.
17. Intentar penetrar varias veces sin éxito, en la oscuridad. Aquí podemos decir trágame tierra!!! No se está pidiendo ser un gurú en el sexo, pero si has hecho el intento y no se puede pues ayúdate encendiendo la luz o que el otro lo lleve al “gap of glory”
18. Meterlo y empujarlo demasiado fuerte. Cuidado. No es un juguete con quien estas teniendo, empieza suave y al pasar un rato la lubricación y el placer darán sus frutos.
19. Eyacular muy pronto. Pues puede ser un problema o puede que sea el no controlar el nivel de excitación.
20. Perder la erección al ponerse el preservativo. Es muy chistoso pero dan unas ganas de ahorcarlo, a el por bobo, y al otro por intolerante.

Lo que debes evitar a la hora del acto sexual.



El profesional consejero de una célebre página de internet de consultores sexuales Sex and Relátionship, Rod Phillips, enumero 50 cosas que se deben evitar a la hora de ir a la cama con tu pareja. Al comenzar a leerlas te darás cuenta que son cosas de lo más común, pero que muchas veces no tenemos en cuenta.
Hoy quiero compartirles 10 de las 50 cosas que No debes hacer:
1.       Saltarse los prólogos e ir directo al grano. Que feo cuando esto sucede, es mejor pecar por cursi y cumplir,  primero con los cariñitos, luego el jugueteo y al final la diversión.
2.       Besar con brusquedad y sin sensibilidad: la pasión está bien, pero con calma. Horrible cuando esos besos van con dientes incluidos y logran a veces  pegarse a los del otro y se friccionan.
3.       Ser demasiado brusco al tocar las zonas erógenas (son todas aquellas de mayor sensibilidad y que dan gusto sexual).  Recuerda que nuestro pene como nuestro ano son las áreas con mayor sensibilidad. NO son músculos como los del brazo, pecho o espaldas los cuales se pueden hasta morder.
4.       Olvidar las caricias. No corras tanto o te enloquezcas a la hora de estar frente a otro hombre, las caricias son primordiales y evitaran una mala juagada, como por ejemplo una eyaculaciónprecoz.
5.       Engancharse de primera a los pezones de tu amante. Es divertido, pero antes debes haber explorado su aureola y el resto del pecho. Es terrible engancharse como “un ternero en la teta de la vaca”
6.       Morder el lóbulo de la oreja.  Es sexy? Sí…, pero puede que tu pareja no piense lo mismo. Duele.
7.       El chupetón en el cuello; no es recomendable para chicos mayores de 18. Ya no somos niños que corremos y jugamos al escondite con beso. Somos adultos y tenemos una  decencia que demostrar, además, es de mal gusto.
8.       Hacerlo sin afeitarse. Quizás se ve muy atractivo pero pincha. Pues aquí depende mucho de lo excitante que se siente. Todos tenemos gustos diferentes.
9.       No limpiarse antes del sexo. sin llevarlo al límite, pero sexo con un pene o un culo limpio es delicioso. Que feo que haya -malos olores- o encontrarse algo no esperado.
10.   Meter tus dedos bajo su ropa interior y tocar antes de que esté preparado. La ansiedad mata y una acción de esta es demasiado incomoda. NO es un rapidito el que te estas echando. Es placer sexual o en otros casos “hacer el amor” que lleva tanto su tiempo como su ritmo.
Espero que te sirvan y evalúes que haces tú o tu pareja mal en la cama, y empiecen a relacionarse mucho mejor.
Daniel Fragoso, Terapeuta.