lunes, 27 de febrero de 2012

Más allá de la "Pastilla Milagrosa".

Segunda Parte.





Lamentablemente la gente piensa que con tomarse una pastilla para la ocasión, quedará "curado" de su impotencia sexual.

El problema de la disfunción eréctil va mas allá de la dificultad por lograr una erección(o mantener la calidad de ésta).

En el caso de los pacientes añosos, es común que la D.E. sea el indicador de algún otro padecimiento de tipo fisiológico (como pudiera ser hipertensión arterial o diabetes) y en el caso de pacientes jóvenes y de mediana edad, podría indicarnos la presencia de alguna afección afección emocional o de tipo psicológico (depresión, estrés o efectos pos-traumáticos).

Reducir entonces el problema a la ingesta de una pastilla, no sólo es irresponsable, casi infantil, sino que muchas veces podremos estar enfrentándonos contra un gigante subyacente, pretendiendo enfrentarnos a el con un simple cortauñas.





La cultura del macho mexicano se basa en la ignorancia, el orgullo y el prejuicio.

Ante este constructo cultural, debe resultar bastante complicado el hecho de comenzar a padecer de problemas que tienen que ver con el rendimiento en la cama... Más si damos por hecho el supuesto de que la virilidad del hombre se mide por su desempeño en las artes de la cama...


¿Qué sucederá entonces cuando el varón a una edad relativamente joven, comienza a padecer dificultades en este ámbito?

¡Por supuesto que le parecerá lógico correr donde la farmacia a comprar la que tiene fama de ser "pastillita milagrosa" incluso si tomarse la molestia (o la vergüenza) de consultar al médico.

Quizá este hombre no sepa que su aparente impotencia es el indicador de problemas vasculares asociados a su corazón, riñones o pulmones...



¿Qué será entonces de él si se toma esta pastillita vasodilatadora?
¿Usted lo sabe?
¿Yo tampoco?
Pero lo que sí sé es que quizá este hombre debió de haber afrontado honestamente su problema, tratarla con el médico, hablarlo con su pareja, pedir orientación sexológica, e incluso buscar el refuerzo emocional con el terapeuta.









Ahora mejor, imaginemos al caso de un inexperto veinteañero (que todavía los hay) que está apunto de casarse con una jovencita de la cual está profundamente enamorado...

Ella no lo sabe, pero la verdadera razón por la cual este caballero no le ha pedido que intimaran antes de casarse, es que este joven, a raíz de una experiencia traumática que tuvo en la adolescencia, y relacionada con su primer encuentro sexual, lo dejó marcado. El motivo: Estaba tan nervioso y ansioso por estar con una chica por primera vez, que eyaculó antes de quitarse siquiera los pantalones...

Y si a eso le agregamos que durante los dos años que este muchacho practicó futbol, fue víctima de las burlas de sus compañeros, quienes lo apodaron "el cosita" en alusión al tamaño de su genital [2]. Y que esta constante de burla le dejó acomplejado...

Y por eso ahora no se atreve ni siquiera a sugerirle a su prometida el tema de la intimidad; muchísimo menos sugerirle un encuentro sexual, ya que de antemano sabe que es incapaz de sostener una erección cuando se encuentra con una dama (pero sí cuando se masturba, y todas las mañanas a la hora de despertar).
_ Lo más gracioso del caso es que su novia piensa que esto es porque la respeta mucho, y que es uno de esos buenos partidos tan difíciles de encontrar, forjados a la vieja usanza y con ferreos valores cristianos.




Quizá sirva de algo la pastilla azul a este desventurado muchacho, pero será un rustico remedio para algo que necesita de un profundo proceso terapéutico y sexológico para tratarse verdaderamente
y lograr desterrar el verdadero problema de raíz el cual es el causante de su disfunción sexual



(continúa)

No hay comentarios:

Publicar un comentario